viernes, 3 de agosto de 2012

Sueños y Pesadillas


Sueños y Pesadillas.
Me desperté sudado, pero no en mi cama, sino en la plaza de Canelones (municipal), era de noche (ponele las 11). Unos hombres me perseguían, parecían cazadores con rifles (unos Winchester), uno me lanzó un boomerang (no el canal de TV) y me dio en la cabeza…
No recordaba nada, vi borroso, debía despertar, despertar, despertar…
-¡Despertate que ya son las siete!- decía mi madre. ¡Dale que llegás tarde!
Solté una maldición en francés, alemán o inglés; la escuela fue todo lo mismo, nada raro, hicimos ejercicios (de Matemática) sin problemas, Eduardo me molestó como siempre, Joaquín se enojó con la profe de Geografía, Fabricio no copió nada, todo igual.
En el recreo jugaron a la pelota, menos Joaquín, Fede y yo, que los vimos. Luego tuvimos Historia y después tocó el timbre y nos fuimos. Ya en mi casa almorcé, vi la tele, hice los deberes, y me puse a pensar en el sueño de anoche y llamé a mi primo Agustín (que es medio psicólogo y medio boca sucia), me dijo que no era nada el muy cretino (y se cree psicólogo).
Entonces me apronté algunas cosas, hice varias llamadas por teléfono (no voy a decir a quiénes se las hice) y me fui a la plaza de los Cerrillos (yo vivo ahí, no en la plaza), me estaban esperando Fede y Joaco, les conté mi sueño, les pregunté si los dejaban venir a las 11 de la noche el miércoles. Me dijeron que sí; el miércoles habrá aclaraciones –pensé.
De noche leí sobre la premonición (ni yo sabía lo que era), y me dormí; a la mañana siguiente desayuné, tomé el cepillo de dientes y me cepillé la cocoa, perdón, me tomé la cocoa y me cepillé los dientes.
Luego me fui para el liceo en bike (¡cómo ando en inglés!), antes del toque con Joaquín y Fede estuvimos haciendo preparativo para mañana miércoles y se nos ocurrió una serie de sugerencias: primero, añadir a alguien más en el grupo; segundo, no decir a nadie lo del miércoles y menos lo de mi sueño; tercero, disimulación.
En primer lugar pensamos en añadir a Mateo pero como no puede venir a las 23:00 esa sugerencia se eliminó y las otras dos se aceptaron, aunque Joaquín no entendió la tercera. Después entramos a clase con Patricia Berrutti; tuvimos  Biología y Lengua con Karina Malanga; en el recreo conversamos de cualquier cosa, olvidándonos de lo del miércoles.
Luego que llegué a mi casa, hice los deberes y me puse a escuchar música, la Vela Puerca y el Cuarteto de Nos, no sè como pero me dormí y soñé esto: estaba en la playa sentado en la arena cuando Lucía Tabárez (una amiga)  y Lucía Reverte venían caminando para luego decirse entre ellas: -asì que estás enamorada de Bruno Machado- dijo Tabárez- Shh!- le respondió la otra. Yo pensé: ¡páh, Lucía Reverte enamorada de mí!, a decir verdad, yo también estaba enamorada de ella pero en el futuro mi di cuenta de una cosa terrible (tienen que seguir leyendo para enterarse), después me encontré en el club Liverpool (el mejor que hay) en una parte que me resultó totalmente desconocida y otra vez las chiquilinas subiendo la escalera hasta donde me encontraba; yo empecé a subir para arriba y pude escuchar que Lucía T le decía a la otra Lucía que me tenía que dar un beso así se enamora de mí (¡wow!, ¿dijo eso en serio?), pero me tenían que pillarlo desprevenido mientras Lucía R preguntaba en dónde (esto se está poniendo más bueno de lo que pensé) y la otra le respondía que se quedase tranquila, que ella conocía el lugar. Y asì yo quedé pensando el porqué de Lucía Reverte “gustaba” mío, la verdad yo no soy lindo, parezco un demente cuando me levanto con los pelos parados además de parecer que yo habría tocado un cable eléctrico (bueno, tan imbècil no soy). Después me encontré en la plaza pero estaba lloviendo y Lucía R aparecía (ignoro el lugar), me agarraba y me besaba, ¡Dios mío! ¡Me besaba!
Luego me desperté transiparado, me acordé que mañana teníamos con mis amigos y yo en la plaza. A la mañana siguiente me enchufé los auriculares y empecé a caminar entre la niebla, la música de The Offspring explotaba en mis canales auditivos cuando una voz muy familiar me llamó, me di media vuelta y reconocí la cara de la misma Lucía Reverte,
-¿Podés acercarte?- me dijo,
-Sí claro, ¿ocurre algo?-
-Hoy con un grupo de amigos y amigas en la plaza a medianoche, ¿quieres venir?-. Yo le dije que sì muy sencillamente, no sé  porque no le pregunté la razón, bueno, seguí caminando hasta que a ella, con su cabecita de pensador pensando, me preguntó si me podía acompañar durante en trayecto hacia el colegio. Ya en la escuela, ella se fué con las suyas y yo con los con los míos, le dije a Joaquín que ella (Lucía) estaba medio rarita, él hizo caso omiso a todo lo que le dije; todos están medios raros hoy, pensé.
En la clase me costaba hacer ejercios pero a los demás parecía que no, hasta Jonathan, que tiene problemas para leer, en el recreo jugamos al fútbol pero parecía que a mí no me atraía jugar pero justo en ese momento vi llegar a Joaquín con los ojos amarillos (y eso que los tiene marrones) para golpearme. Vi el puño golpeando mi nariz, saliendo de ésta un hilito de sangre, caí al piso de cara y sentí el golpe, un dolor interior como el que nunca había sentido. Pero reaccioné rápido, me abalancé sobre él, le un cuantos golpes pero él con una jeringa me dejó inconsciente hasta que me encontré en la sala de maestros a oscuras atado y custodiado por Federico y Brian.
Ahí vino la parte explicativa de esta anécdota cuando Lucía Reverte venía con Lorena  y Tania Percovich  como guardaespaldas, supongo porque Jessica me propinó una buena bofetada en la cara.
-Es él- dijo Tania,
-¿El verdadero?-dijo Saldonvide,
-Sí, Majestad-
-Bueno, tanto mejor- dijo mientras yo la fulminaba con la mirada.
-¿Qué quieres?- dije desafiantemente,
-Yo quiero tu sangre, como todas las demás, me fortalecen y hacen más largo mi período de vida -; yo me estaba desatando justo cuando Federico advirtió mis intenciones pero ya era demasiado tarde. Le di un empujón hasta que logré salir pero con toda una multitud persiguiéndome, Joaquín me lanzó una vara, perdí el equilibrio, caí justo cuando una montaña de niños y niños se me tiraba encima.
Para luego aparecer en lo que parecía una silla eléctrica (me refiero donde me encontraba sentado), en efecto, recibí una descarga eléctrica y Lucía me dijo:
-Así está bien de tortura, ¿no te parece?, ¿por qué me causas problemas, eh?, no te hemos hecho nada-
-Por el momento- corté
-Así es pero puedes no tener un fin como los demás-dijo ella
-¿A qué te refieres?-
-Me refiero a que en vez de mandarte al asilo para viejos podrías quedarte conmigo, imagínate vos y yo, juntos contra los que se nos opongan-
-¿Vos estás loca o qué?- dije medio confundido
-¿Estás seguro que yo soy la loca aquí- dijo mostrando un diario en el que decía: “Niño dice que hay seres fantásticos entre nosotros, lo mandan a un manicomio por 3 años”. Sentí una patada en el estómago,
-Ah, ¿viste cómo se siente, la angustia?-dijo, pero esbocé una sonrisa, ahora me tocaba a mí ser el que espanta a las personas, entonces le dije:
-Todavía no sabes nada sobre mí, lee más abajo-, ella leyó y lo que vio la alteró mucho; en el titular decía: “Bruno Machado asesina personas importantes por una crisis psicótica”.
-Asì que eras vos, ¿eh?- dijo Reverte.
-Ajá, y lo que le ocurrió a esas personas te ocurrirá a ti-dije, ella iba a echar a tocar el botón de emergencia pero me había desatado (además de ser  más ágil que ella) y le hice una zancadilla, luego le dije:
-¿Eh, qué se siente tener sangre por todos lados y una sensación que te falta el aire?-; ella lanzó una arcada, yo le corrí el pelo de la frente para verla mejor pero resulta que ella no era humana sino…  ¡vampiro!
Retrocedí también con la sensación de que el aire escasea, pero era mucho peor ¡tenía una crisis, ahora mismo! no podía ser, mientras a ella no parecía afectarle en lo más mínimo, “se está transformando” pensé pero entonces ella atacó, hundió sus garras en mi carne (¡púaj! qué asco), yo le dì una patada en la rabadilla pero fuè en vano porque otra vez se abalanzó sobre mí. Me agarró del “cogote” y me lanzó contra un muro, yo medio inconciente busqué algo para defenderme, no encontré nada y lo peor era que ella seguía avanzando, luego llegó la semi-final; clavó sus garras en mi pecho y caí.
Ya medo moribundo pensé en lo último que mi conciencia iba a recordar: mi familia, la escuela y sobre todo mis amigos además de mis novias o compañeras (como se le quiera decir). Luego todo se disolvió (ignoro la razón) y aparecí en mi cuarto, suerte que mis padres habían salido, me acosté y… ¡ah!, me olvidé de comentarles que mis heridas ya no estaban, bueno me acosté, pensé en todo y no sè como pero me dormí. (Espero no tener otro sueño, o pesadilla).
Los veré pronto.
Bruno Machado.
Escrito por: Alonso Martínez.

1 comentario:

  1. Este cuento, me lo pasó un amigo, creo que está bueno y por eso lo publiqué.

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