Sueños y Pesadillas.
Me desperté
sudado, pero no en mi cama, sino en la plaza de Canelones (municipal), era de
noche (ponele las 11). Unos hombres me perseguían, parecían cazadores con
rifles (unos Winchester), uno me lanzó un boomerang (no el canal de TV) y me
dio en la cabeza…
No recordaba
nada, vi borroso, debía despertar, despertar, despertar…
-¡Despertate
que ya son las siete!- decía mi madre. ¡Dale que llegás tarde!
Solté una
maldición en francés, alemán o inglés; la escuela fue todo lo mismo, nada raro,
hicimos ejercicios (de Matemática) sin problemas, Eduardo me molestó como
siempre, Joaquín se enojó con la profe de Geografía, Fabricio no copió nada,
todo igual.
En el recreo
jugaron a la pelota, menos Joaquín, Fede y yo, que los vimos. Luego tuvimos
Historia y después tocó el timbre y nos fuimos. Ya en mi casa almorcé, vi la
tele, hice los deberes, y me puse a pensar en el sueño de anoche y llamé a mi
primo Agustín (que es medio psicólogo y medio boca sucia), me dijo que no era
nada el muy cretino (y se cree psicólogo).
Entonces me
apronté algunas cosas, hice varias llamadas por teléfono (no voy a decir a
quiénes se las hice) y me fui a la plaza de los Cerrillos (yo vivo ahí, no en
la plaza), me estaban esperando Fede y Joaco, les conté mi sueño, les pregunté
si los dejaban venir a las 11 de la noche el miércoles. Me dijeron que sí; el
miércoles habrá aclaraciones –pensé.
De noche leí
sobre la premonición (ni yo sabía lo que era), y me dormí; a la mañana
siguiente desayuné, tomé el cepillo de dientes y me cepillé la cocoa, perdón, me
tomé la cocoa y me cepillé los dientes.
Luego me fui
para el liceo en bike (¡cómo ando en inglés!), antes del toque con Joaquín y
Fede estuvimos haciendo preparativo para mañana miércoles y se nos ocurrió una
serie de sugerencias: primero, añadir a alguien más en el grupo; segundo, no
decir a nadie lo del miércoles y menos lo de mi sueño; tercero, disimulación.
En primer
lugar pensamos en añadir a Mateo pero como no puede venir a las 23:00 esa
sugerencia se eliminó y las otras dos se aceptaron, aunque Joaquín no entendió
la tercera. Después entramos a clase con Patricia Berrutti; tuvimos Biología y Lengua con Karina Malanga; en el
recreo conversamos de cualquier cosa, olvidándonos de lo del miércoles.
Luego que llegué
a mi casa, hice los deberes y me puse a escuchar música, la Vela Puerca y el
Cuarteto de Nos, no sè como pero me dormí y soñé esto: estaba en la playa
sentado en la arena cuando Lucía Tabárez (una amiga) y Lucía Reverte venían caminando para luego
decirse entre ellas: -asì que estás enamorada de Bruno Machado- dijo Tabárez- Shh!-
le respondió la otra. Yo pensé: ¡páh, Lucía Reverte enamorada de mí!, a decir
verdad, yo también estaba enamorada de ella pero en el futuro mi di cuenta de
una cosa terrible (tienen que seguir leyendo para enterarse), después me encontré
en el club Liverpool (el mejor que hay) en una parte que me resultó totalmente
desconocida y otra vez las chiquilinas subiendo la escalera hasta donde me
encontraba; yo empecé a subir para arriba y pude escuchar que Lucía T le decía
a la otra Lucía que me tenía que dar un beso así se enamora de mí (¡wow!, ¿dijo
eso en serio?), pero me tenían que pillarlo desprevenido mientras Lucía R
preguntaba en dónde (esto se está poniendo más bueno de lo que pensé) y la otra
le respondía que se quedase tranquila, que ella conocía el lugar. Y asì yo quedé
pensando el porqué de Lucía Reverte “gustaba” mío, la verdad yo no soy lindo,
parezco un demente cuando me levanto con los pelos parados además de parecer
que yo habría tocado un cable eléctrico (bueno, tan imbècil no soy). Después me
encontré en la plaza pero estaba lloviendo y Lucía R aparecía (ignoro el
lugar), me agarraba y me besaba, ¡Dios mío! ¡Me besaba!
Luego me desperté
transiparado, me acordé que mañana teníamos con mis amigos y yo en la plaza. A
la mañana siguiente me enchufé los auriculares y empecé a caminar entre la
niebla, la música de The Offspring explotaba en mis canales auditivos cuando
una voz muy familiar me llamó, me di media vuelta y reconocí la cara de la
misma Lucía Reverte,
-¿Podés
acercarte?- me dijo,
-Sí claro,
¿ocurre algo?-
-Hoy con un
grupo de amigos y amigas en la plaza a medianoche, ¿quieres venir?-. Yo le dije
que sì muy sencillamente, no sé porque
no le pregunté la razón, bueno, seguí caminando hasta que a ella, con su
cabecita de pensador pensando, me preguntó si me podía acompañar durante en
trayecto hacia el colegio. Ya en la escuela, ella se fué con las suyas y yo con
los con los míos, le dije a Joaquín que ella (Lucía) estaba medio rarita, él
hizo caso omiso a todo lo que le dije; todos están medios raros hoy, pensé.
En la clase me
costaba hacer ejercios pero a los demás parecía que no, hasta Jonathan, que
tiene problemas para leer, en el recreo jugamos al fútbol pero parecía que a mí
no me atraía jugar pero justo en ese momento vi llegar a Joaquín con los ojos
amarillos (y eso que los tiene marrones) para golpearme. Vi el puño golpeando
mi nariz, saliendo de ésta un hilito de sangre, caí al piso de cara y sentí el
golpe, un dolor interior como el que nunca había sentido. Pero reaccioné rápido,
me abalancé sobre él, le un cuantos golpes pero él con una jeringa me dejó inconsciente
hasta que me encontré en la sala de maestros a oscuras atado y custodiado por
Federico y Brian.
Ahí vino la
parte explicativa de esta anécdota cuando Lucía Reverte venía con Lorena y Tania Percovich como guardaespaldas, supongo porque Jessica me
propinó una buena bofetada en la cara.
-Es él- dijo Tania,
-¿El
verdadero?-dijo Saldonvide,
-Sí, Majestad-
-Bueno, tanto
mejor- dijo mientras yo la fulminaba con la mirada.
-¿Qué
quieres?- dije desafiantemente,
-Yo quiero tu
sangre, como todas las demás, me fortalecen y hacen más largo mi período de
vida -; yo me estaba desatando justo cuando Federico advirtió mis intenciones
pero ya era demasiado tarde. Le di un empujón hasta que logré salir pero con
toda una multitud persiguiéndome, Joaquín me lanzó una vara, perdí el
equilibrio, caí justo cuando una montaña de niños y niños se me tiraba encima.
Para luego
aparecer en lo que parecía una silla eléctrica (me refiero donde me encontraba
sentado), en efecto, recibí una descarga eléctrica y Lucía me dijo:
-Así está bien
de tortura, ¿no te parece?, ¿por qué me causas problemas, eh?, no te hemos
hecho nada-
-Por el
momento- corté
-Así es pero
puedes no tener un fin como los demás-dijo ella
-¿A qué te
refieres?-
-Me refiero a
que en vez de mandarte al asilo para viejos podrías quedarte conmigo, imagínate
vos y yo, juntos contra los que se nos opongan-
-¿Vos estás
loca o qué?- dije medio confundido
-¿Estás seguro
que yo soy la loca aquí- dijo mostrando un diario en el que decía: “Niño dice
que hay seres fantásticos entre nosotros, lo mandan a un manicomio por 3 años”.
Sentí una patada en el estómago,
-Ah, ¿viste cómo
se siente, la angustia?-dijo, pero esbocé una sonrisa, ahora me tocaba a mí ser
el que espanta a las personas, entonces le dije:
-Todavía no
sabes nada sobre mí, lee más abajo-, ella leyó y lo que vio la alteró mucho; en
el titular decía: “Bruno Machado asesina personas importantes por una crisis
psicótica”.
-Asì que eras vos,
¿eh?- dijo Reverte.
-Ajá, y lo que
le ocurrió a esas personas te ocurrirá a ti-dije, ella iba a echar a tocar el botón
de emergencia pero me había desatado (además de ser más ágil que ella) y le hice una zancadilla,
luego le dije:
-¿Eh, qué se
siente tener sangre por todos lados y una sensación que te falta el aire?-;
ella lanzó una arcada, yo le corrí el pelo de la frente para verla mejor pero
resulta que ella no era humana sino… ¡vampiro!
Retrocedí
también con la sensación de que el aire escasea, pero era mucho peor ¡tenía una
crisis, ahora mismo! no podía ser, mientras a ella no parecía afectarle en lo
más mínimo, “se está transformando” pensé pero entonces ella atacó, hundió sus
garras en mi carne (¡púaj! qué asco), yo le dì una patada en la rabadilla pero
fuè en vano porque otra vez se abalanzó sobre mí. Me agarró del “cogote” y me lanzó
contra un muro, yo medio inconciente busqué algo para defenderme, no encontré
nada y lo peor era que ella seguía avanzando, luego llegó la semi-final; clavó
sus garras en mi pecho y caí.
Ya medo
moribundo pensé en lo último que mi conciencia iba a recordar: mi familia, la
escuela y sobre todo mis amigos además de mis novias o compañeras (como se le
quiera decir). Luego todo se disolvió (ignoro la razón) y aparecí en mi cuarto,
suerte que mis padres habían salido, me acosté y… ¡ah!, me olvidé de
comentarles que mis heridas ya no estaban, bueno me acosté, pensé en todo y no
sè como pero me dormí. (Espero no tener otro sueño, o pesadilla).
Los veré
pronto.
Bruno Machado.
Escrito
por: Alonso Martínez.
Este cuento, me lo pasó un amigo, creo que está bueno y por eso lo publiqué.
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